Una frase que no callaste a tiempo puede dañar una relación laboral, limitar tu crecimiento profesional e incluso perjudicar el desempeño de un equipo completo.
Mucho del éxito laboral depende de la relación con nuestros colegas. No es novedad para quienes nos dedicamos a comunicación interna que la cultura es esencial para las organizaciones.
Por eso, es clave prestar atención tanto a lo que hacemos como a lo que decimos, para fomentar interacciones más positivas entre los miembros de los equipos.
Estas frases provocan todo lo contrario de lo que nos proponemos: “Limitan la carrera y ponen en peligro la imagen profesional y el potencial de promoción de una persona”, advierte Darlene Price, autora de Well Said! Presentations and Conversations That Get Results, en la revista Forbes.
- “Ese no es mi trabajo” o “No es mi problema”
Cuando alguien pide ayuda y recibe a cambio esta frase, lo primero que piensa es que el otro es un egoísta que solo trabaja para sí mismo. Si bien es verdad que debemos priorizar nuestras tareas –no podemos absorberlo todo–, no es la mejor manera de responder. Preferible sería decir algo como: “Lo lamento, no puedo priorizar esto ahora”, sugiere el coach de liderazgo, Todd Dewett, en un artículo para LinkedIn.
- «Siempre hicimos las cosas de esta forma”
Palabras que revelan un anclaje en el pasado y una mentalidad cerrada. Los líderes efectivos valoran la innovación y el pensamiento creativo, señala Price.
Otra frase de este estilo que socava la creatividad en un equipo de trabajo es: “Ya lo intentamos antes (y no resultó)”. ¿Quién va a querer proponer una idea después de que le contesten así?
- “No hay presupuesto”
Lo que la persona del otro lado escucha es: “Agacha la cabeza y cumple con lo que se espera de ti y nada más”. Una mejor alternativa, según Dewett sería: “Buena idea. Hablémoslo y veamos cómo podemos llevarla a cabo a una menor escala o más adelante”.
- “Voy a intentarlo”
Quien hizo alguna vez un pedido desesperado de ayuda sabe lo desalentadoras que pueden ser estas tres palabritas que desde el vamos implican la posibilidad de un fracaso.
- “Puede parecer una idea tonta, pero…”
En el trabajo, al hacer una propuesta, hay que exponerla con confianza y seguridad. Con esta frase pareciera que nos estuviéramos autosaboteando aun antes de empezar. “Para reducir los costos recomiendo que hagamos lo siguiente…”, es una oración mucho más poderosa, destaca Price.
Al igual que los malos hábitos, tenemos “muletillas” y frases que usamos regularmente sin darnos cuenta. Tomar conciencia de nuestras palabras puede no solo allanarnos el camino al éxito personal, sino contribuir a mejorar el clima en toda la organización.
¿Qué otra frase odiosa sumarías a esta lista?